sábado, 21 de febrero de 2015

VISIÓN DE LA VIOLENCIA SIMBÓLICA OCCIDENTAL

 “La elegante señorita del establecimiento me  miró de arriba abajo desde detrás del mostrador y, sin hacer el menor movimiento, sentenció que no tenía faldas de mi talla: ¡Es usted demasiado grande! – dijo.
– ¿Comparada con qué? – repliqué.
– Pues con la talla 38. Lo normal es una 36 o una 38. Las tallas grandes, como la que usted necesita, puede encontrarlas en tiendas especiales.
Era la primera vez que me decían semejante estupidez respecto a mi talla.
– Y ¿se puede saber quién establece  lo que es normal y lo que no? – pregunté a la dependienta como queriendo recuperar algo de mi seguridad si ponía a prueba las reglas establecidas. – ¿Quién ha dicho que todo el mundo deba tener la talla 38? – bromeé, sin mencionar la talla 36, que es la que usa mi sobrina de doce años, delgadísima.
– La norma está presente en todas partes, querida mía. En las revistas, en los anuncios. Es imposible no verlo. Si aquí se vendiera la talla 46 ó 48, que son probablemente las que usted necesita, nos iríamos a la bancarrota. Pero ¿en qué mundo vive usted, señora? Lo siento, pero no puedo ayudarla, de verdad.
–  Pues vengo de un país donde no existen las tallas en la ropa de mujer – repliqué-. Yo misma me compro la tela, y la costurera del barrio o un artesano me hacen la falda que le pido a medida. De hecho, si quiere que le diga la verdad, no tengo ni idea de qué talla uso.
– ¿Quiere usted decir que no vigila su peso? – me preguntó con cierta incredulidad.”

  A lo largo del tiempo, se ha interiorizado el estereotipo de mujer. Es decir, se reproduce el discurso de la sujeción, cómo ser sumiso, débil, sensible y no racional se ha visto como una débil posición en la sociedad potenciando la aceptación y pervivencia de los discursos dominantes y legitimados. En cuanto al discurso de la sujeción según Marín y Gómez (2004) “las mujeres viven rodeadas de discursos de sujeción”, mientras que el de los varones es de dominación.

  En consecuencia, se ha de analizar cómo se construyen las identidades, discriminación y asimetría. Pues bien, en el androcentrismo inhibido prima la posición del varón en la que la participación de la mujer resulta minimizada y poco visible. Las personas clasifican, distinguen y categorizan en grupos (género) a los miembros de una sociedad asignando determinadas características con las que se identifica y “etiqueta”. Asimismo, el individuo adquiere una comprensión respecto a si mismo y respecto al saber de aquello que se considera “natural” y “normal”.

  Es por ello que, en esta nueva entrada se inicia con un acontecimiento real. Situación en el que Fatema Mernissi (mujer feminista, siendo una de las intelectuales marroquíes más conocidas en Europa) reflexiona referente a la violencia simbólica.

  Consecuentemente, ¿qué podemos abordar desde la asignatura “Programas de Acción Sociocultural y Educativa”?  Desde la mirada de la teoría sociocultural, algunas culturas enfatizan las diferencias de género convirtiéndose éstas en el modelo de los esquemas de género adoptado e interiorizado por los/as niños/as.
  En cierto modo, según Pastor y Bonilla (2000) transmiten que “la génesis de los esquemas se apoya en una importante dimensión sociocultural que refuerza la formación de la identidad de género con criterios de deseabilidad social, los cuales influyen en el procesamiento de información (…) las redes de conexión del sujeto y la cultura, en donde se expresan las marcas identitarias (…) a través del imaginario social por medio de los modelos de género, y se presente y se percibe como un patrón de bienestar y ajuste social”.

  Debido a ello, la “Animación Sociocultural y Educativa” se basa en que los propios participantes sean ellos partícipes de la propia transformación, cuyas actuaciones sean dinámicas (consecuencia participación de las personas), necesitando de una planificación que sea capaz de superar la división de la teórica y la práctica, siendo un gran objetivo la vinculación conociendo la realidad. Asimismo, ofreciendo incluso actividades intergenaracionales (una peculiaridad interesante).

  Por consiguiente, la “Animación Sociocultural y Educativa” supone la intervención socio-educativa “como complemento, compensación y corrección de situaciones que reclaman acciones educativas que las instituciones tradicionales no pueden ofrendar” (Montoya Sáenz, J.M., 1997:75). Y desde esta visión  visión de la “Animación Sociocultural y Educativa” ofrecida y una vez analizada la situación que vivió Mernissi… ¿Consideras que se pueda afrontar la violencia simbólica?

  Finalmente… obsérvate frente al espejo, mírate fijándote en cada parte de tu cuerpo… ¿Qué sucede?, ¿cómo te describes?, ¿estás bien? Ante tales respuestas... ¿te dejas llevar por el estereotipo de belleza vigente?

   Quizá el siguiente vídeo te ayuda a obtener una mayor reflexión:


  Más información en:


  https://orbitadiversa.wordpress.com/2013/10/02/la-talla-38-vista-por-una-mujer-arabe/

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